LOS HOMBRES DE HARRELSON (S.W.A.T.)
Julián Álvarez. Barcelona, diciembre 2003

“TVE dejó de programar “Reagan” para dar paso a “Los hombres de Harrelson” (propuesta más dura y directa que la inglesa) con una precipitación que quizá tenga algo que ver con las elecciones (del 15 de junio de 1977), o el momento político actual. Quizás sea una “casualidad”, pero ahí está la reciente ley por la cual se ordena la formación del departamento antiterrorista”. Julián Álvarez (“Triunfo”, núm. 751. 18-6-1977)

El estreno en el Festival de Cine Fantástico de Sitges el sábado 29 de noviembre (2003) de la película “SWAT”, basada en la serie que TVE emitió en 1977 con el título de “Los hombres de Harrelson” me ha impulsado a revolver entre los papeles para recuperar un artículo (mi primer artículo) que apareció en la prestigiosa revista “Triunfo” del 18 de junio de 1977, hace ahora casi 27 años. En dicho artículo hacía una larga reseña crítica de dos telefilmes de gran impacto en la época: “Reagan” (The Sweney) y “Los hombres de Harrelson” (SWAT). Artículo que titulé “TVE: Reagan y Los Hombres de Harrelson”, hacia una apología de la arbitrariedad policial”.

"Triunfo” anunciaba en portada : “15 de Junio: votó más del 80%”, y debajo : “LA LECCIÓN DEL PUEBLO”. Fueron las primeras elecciones democráticas y en Cataluña ganaron las izquierdas. Vázquez Montalbán escribe en el mismo número de Triunfo”: “CATALUÑA ES SOCIALISTA: ...el inquietante despliegue policial, ametralladora en mano, arropado por los rumores de acuartelamiento de tropas y de control discreto de centros vitales de suministros y de comunicaciones. El Gobierno temía que, de confirmarse la victoria de las fuerzas políticas más avanzadas de Cataluña, se produjeran “ocupaciones democráticas” y proclamaciones autonómicas más o menos simbólicas.”...

Dentro de pocos días “SWAT” (Special Weapons And Tactics) estará en cartelera y coincidirá con un período post-electoral en Cataluña que tiene, salvadas las distancias, ciertas similitudes con aquellos meses de 1977 en los que España estrenaba democracia y asistía al despliegue de “Los hombres de Harrelson” en TVE: “...con táctica, disciplina y control, así es como salvamos vidas”, dice el Teniente Harrelson a uno de sus hombres que ha actuado por iniciativa propia. El artículo, considerablemente extenso, ha sido limpiado y abreviado para ofrecerlo nuevamente a la consideración del lector, pero manteniendo inalterable el contenido y sentido original.

“REAGAN” y “LOS HOMBRES DE HARRELSON”. Apología de la arbitrariedad policial (“Triunfo”, 18-6-1977)

Las sociedades democráticas comparten ideas sobre lo que es normal y aceptable y lo que no lo es. Este sentir contempla al Cuerpo policial como los depositarios y valedores de una “moral universal” legitimizados para ejercer la represión. En la representación cinematográfica o televisiva, cuando algún elemento del aparato policial viola las leyes suele enmarcarse en el contexto de una sociedad con un sistema legal en “exceso” celoso de los derechos individuales.

Es relevante que apareciese en Inglaterra, en un momento de profunda crisis social, la serie de TV “Reagan” (1974) desplegando desde el aparato policial una fuerte carga de agresividad con frecuentes violaciones de la ley y, paralelamente en Estados Unidos, “Los hombres de Harrelson”. Eran la respuesta más “decidida” y “agresiva” de las democracias avanzadas afectadas por el “síndrome de parálisis legal” (la policía no actúa porque se lo impide la ley). Y es significativo también el que ambas series hayan tenido un espacio privilegiado dentro de la programación de TVE en una coyuntura de especial recelo policial en España. TVE dejó de programar “Reagan” par dar paso a “Los hombres de Harrelson” con una precipitación que quizá tenga algo que ver con las elecciones de 1977. Quizá sea una “casualidad”, pero ahí está la reciente ley por la cual se ordena la fomación del departamento antiterrorista.

“REAGAN”, un modelo de comportamiento proto-criminal”

La serie “Reagan(“The Sweney”), a diferencia de “Los hombres de Harrelson(“SWAT”) nos propone un modelo individualista e intuitivo de acción policial para atajar eficazmente el delito. El héroe, Reagan, tiene su modelo más genuino en Gene Hackman, el policía de “French Connection” cuyo empeño y celo profesional raya en lo patológico. Reagan encarna el estereotipo del poli duro y expeditivo que de no actuar por mandato legal sería un delincuente ejemplar. Pero esta debilidad argumental apoya la tesis de que “para mejor combatir al delincuente hay que conocer sus métodos, utilizar sus armas: en definitiva ser uno de ellos.” Cada episodio es una reiterada y machacona insistencia en la necesidad de lidiar enérgicamente con el delito, en su terreno y con sus armas. La serie apela a la credibilidad mostrando a determinada Policía como déspotas en el uso/abuso de la autoridad.

La guerrilla urbana institucionalizada, o “Los hombres de Harrelson”

La serie adopta el modelo de “acción-en-grupo”, como dice teniente Harrelson en “El último superviviente”: “¿por qué has hecho eso, trabajamos en equipo, recuerdas?”. En el plano operativo no se plantea la disyuntiva legalidad/ilegalidad, ya que sus “salidas” están relacionadas con la captura-caza de criminales previamente localizados y establecido su carácter de “peligro social”. La serie se decanta claramente por “la acción”, por lo que la trama argumental se centra en los pormenores técnicos de la “caza” del hombre. La primera escena (créditos) es emblemática y recurrente en todas las “salidas”. La imagen en pantalla (rifles en p.p.), punteada por el sonido de una sirena de la Policía que se va transformando en notas musicales fuertemente rítmicas al compás de la acción invita al espectador a participar del espectáculo que restablecerá el equilibrio previamente roto. Establecido el paradigma seguridad/interior vs. peligro/exterior, se nos propone el rifle como argumento para defendernos en la jungla de “ahí fuera”. El rifle es simbólicamente sacralizado y el individuo aparece “parapetado” detrás del justiciero armamento. La música, recurrente y obsesiva, genera expectativas de acción traumatizante. Las operaciones, llevadas a cabo con rapidez, seguridad y limpieza, junto con el uniforme y el sofisticado armamento ”especialmente diseñado” juegan un papel fundamental en el magnetismo de la serie.

La moral del telefilm está resumida en estos comentarios del episodio “El último superviviente”: Street, en un arrebato humanitario, viola la consigna de SWAT al actuar por iniciativa propia e intenta atrapar “vivo” al peligroso francotirador. Harrelson se ve en la necesidad de disparar sobre él, rompiendo así la promesa hecha al hijo, muy joven, de que no le harían daño. El intento frustrado de Street pone de relieve los sentimientos humanitarios de los hombres de SWAT: Street: “Vi a ese pobre niño y pensé que iba a perder a su padre y quise evitar que pasase”, acentuados además en tanto que ha sido contraviniendo las ordenanzas y poniendo en peligro su propia vida. Street lógicamente no logra su objetivo, y Harrelson/ organización tiene que intervenir matando al padre del muchacho. Harrelson: “Me obligastes a disparar sobre él...”, con lo que queda de manifiesto la gratuidad del gesto. Harrelson : “...A lo mejor tu decisión puso a todo el equipo en una situación comprometida... con táctica, disciplina y control, asi es como salvamos vidas....” , quedando patente, además , la temeridad de actuar guiado por los sentimientos. Street: “...podía haberme matado, pero lo elegí yo”; Harrelson: “En este equipo no tienes derecho a eso (a elegir), Street”. El “arrebato” de Street atrapa la simpatía del espectador y dignifica a los hombres de SWAT, y con ello a la Organización. El fracaso en su objetivo reafirma la ventaja de la “táctica” frente a la improvisación. Por si quedase algún recelo en el espectador que identifique a Harrelson/ Organización con inhumanidad, escuchamos en el apartamento de unos delincuentes: “A ese loco le quitaron de en medio, y él nunca supo quien le dio”. Además se deja al equipo en la ignorancia para enfatizar la humana culpabilidad “moral” frente al niño, que es adoptado por unas semanas hasta el completo restablecimiento de su madre, enferma, la cual reanuda sus relaciones con el hijo en el marco de la oficina-hogar/búnker bajo la mirada paternalista de Harrelson. Madre e hijo reconocen en SWAT los artífices de su “nueva y definitiva” felicidad al aceptar que “...quizás haya sido mejor así”.

Alumnos de 8º de EGB de L´Hospitalet de Llobregat prefieren “Los hombres de Harrelson”.

En enero de1977 realizamos una encuesta en la ciudad de L´Hospitalet (unos 350.000 h.) con motivo de un cursillo de iniciación al cine entre todos los alumnos de octavo de EGB (4.500). La muestra abarca a 2.200 alumnos y los datos que aquí se manejan hacen referencia a algunas de las preguntas planteadas sobre RTVE.

Preguntados qué series preferían de una lista de once (1), la respuesta fue unánime: un 62.8% preferían “Los hombres de Harrelson”. Un 9.2% “Espacio 1999”. El 28% el resto. De ese 62,8%, un 42% lo consideran más interesante “porque muestra la labor de la policía” y un 27,7% “porque el argumento es dinámico y violento”. La serie atrae por la acción, pero es una proyección cultural lo que en su opinión lo hace interesante. La siguiente pregunta: “¿Crees que los telefilmes reflejan la realidad? ¿En qué medida?. Ciñéndonos a ese 42%, solamente un 4% contestan que los telefilms no reflejan NADA la realidad pero un 20% contesta que la reflejan MUCHO. Al menos para un 42% de ese 62,8% que prefiere “Los hombres de Harrelson” las series reflejan la realidad más bien mucho que poco. (Texto refundido de la revista “Triunfo”, núm. 751. 18 de junio de 1977).

(1)  "Los hombres de Harrelson”, “Abogada Kate McShane”, “La casa de la pradera”, “Las calles de San Francisco”, “Longstreet”, “La mujer policía”, “Colombo”, “Espacio 1999”, “McCloud”, “McMillan” (más o menos los que en aquel momento estaban en pantalla semanalmente.

“SWAT”, la versión cinematográfica

Como es de suponer asistí interesado al estreno en el Festival de Sitges de la versión cinematográfica de “Los hombres de Harrelson” -SWAT. El teniente Harrelson ya no es blanco sino negro, y los cinco hombres de Harrelson son ahora cuatro + una (hispana) y el color negro (de la piel) está mucho más presente. Al mando de la Organización está un político por supuesto ambicioso y blanco que atrae toda la antipatía del espectador. Pero el discurso moral, es decir la ética y la estética juntos es la misma de entonces: acción trepidante, diálogos políticamente correctos, políticos incorrectos, agentes con mono de acción, ajuste de cuentas buenos vs. malos, sonido de impacto sobrecogedor. Dictadura narrativa del espectáculo de acción apoteósica intercalada con pueriles remansos dialogados y final estúpidamente feliz. Ganan los de siempre.

Julian Alvarez, 1 de diciembre de 2003

 
 
Julián Álvarez García © 2014 - vimeo: www.vimeo.com/zapatodeartista - blog: http://rincondeliconoclasta.blogspot.com