LA MIRADA DISCIPLINADA. Al frente a la derecha. El retrato de carnet Julián Álvarez. Barcelona, septiembre 2011. | |
Al frente a la derecha Para la mayoría de los españoles que en su día hicimos el servicio militar obligatorio, la frase “al frente a la derecha” nos es familiar y tiene resonancias autoritarias (desfiles militares, jura de bandera, etc.). Relaciona la “mirada” con el concepto de “autoridad y disciplina”, y tuvo su correlato iconográfico en la imagen/retrato de carnet -al frente a la derecha- de la “cédula de identificación personal” ordenada por Franco en 1944, y puesta en circulación en 1951 con la entrega al generalísimo de la “número 1”. Al rey le correspondería la número 10. La orden de identificar a cada persona se hizo extensiva a toda España, con la consiguiente creación de equipos viajando por el país para registrar, e identificar con un número, a todos y cada uno de los españoles mayores de 18 años. Ello supuso para los fotógrafos un plus de actividad, pues por vez primera la “cédula” debía incorporar el correspondiente registro fotográfico, o foto de carnet. La imposición de este documento implicaba la obligatoriedad de ponerlo a disposición de la autoridad “competente” siempre que le fuese requerido. La foto de carnet (según la ordenanza del 1944) El registro fotográfico del rostro debía ser sobre fondo liso blanco. La perspectiva frontal y el encuadre ¾ vertical. El punto de vista de la cámara a la altura de los ojos. El rostro ladeado para mostrar la oreja izquierda y ocultar la derecha. Se hacían cuatro copias, una para fijar en el documento, o cédula, y las otras para los archivos de la policía. El interesado únicamente se quedaba con aquella, incorporada al documento, que debía llevar consigo para identificarse frente a la autoridad competente. Un año después de la muerte de Franco, a partir de 1976 y hasta la fecha, la mirada oficial en la foto de carnet deja de ser “al frente a la derecha” y pasa a ser democráticamente “frontal”. La indicación “al fondo a la izquierda” nos conduce a los lavabos de un establecimiento público. Por el contrario, “al frente a la derecha” nos alerta y activa la mirada sin necesidad de detener la marcha, en la vida cotidiana o en un contexto militar. Para el cerebro, aquello previsible y aceptable casi siempre ocurre a nuestra derecha, en tanto que lo imprevisible e inaceptable sucede a nuestra izquierda (si al cruzar miras a la derecha, puede que te atropellen por la izquierda). Con esta provocadora paradoja quiero significar el alineamiento -“razonable”- entre el lenguaje y las rutinas, más o menos conservadoras o creativas, con los que nos manejamos en el día-a-día. La orden militar “al frente a la derecha” es muy anterior a la normativa fotográfica de Franco (2/3/1944), la cual se hace efectiva a partir de 1951, en plena represión franquista. Tiene sentido, pues, que en el diseño y composición del retrato de la nueva cédula de identificación (o DNI), se tuviese en cuenta además del registro fotográfico de los rasgos distintivos de cada particular, la traslación simbólica del gesto -congelado- “al frente a la derecha” a la fotografía de carnet. El retrato, así concebido, se carga de sometimiento simbólico a la bandera, a la patria y, por extensión, a la disciplina militar del régimen. El retrato, como la cartilla militar, nos recordaba que el régimen, en cualquier momento, podía requerirnos para servir a la patria. En los desfiles en los que participé como soldado raso durante mi servicio militar obligatorio, pero sobre todo en las sesiones de instrucción en el cuartel, el cuerpo, o más bien la cabeza, me pedía “cambiar el paso” para “sentirme”, y evitar, al menos por un instante, fundirme con el resto al ritmo sincopado de la marcial marcha. Pero acto seguido el compañero de atrás me urgía, molesto, a coger nuevamente el paso y el ritmo de la marcha, sin que los instructores se percatasen de mi “indisciplina”. A mis veinte años (1970) respondía así, supongo que por juvenil rebeldía, a una disciplina militar que rechazaba, no tanto por conciencia política, como visceral alergia a acoplarme “a favor de la corriente”. Me temo que todavía padezco de aquella juvenil alergia. UN CASO PARTICULAR En 1953 Josep Puig, fotógrafo de Esparreguera (Barcelona), cubría la totalidad de eventos oficiales y civiles de esta villa a las faldas de Montserrat. Ese año realizó, según las indicaciones de fondo y forma que disponía la ordenanza, las primeras tandas de fotos de carnet a centenares de vecinos de dicha localidad. Gracias a su vocación conservacionista (actual archivo Puig) dispone hoy de los negativos originales de aquellos retratos de “carnet”. Desde 1975 organiza en el vestíbulo de su casa exposiciones a partir de su propio archivo fotográfico y documental. En 2010 mostró en dos tandas (80 hombres, 80 mujeres) ampliaciones de retratos de vecinos del pueblo obtenidas de los negativos realizados en 1953. El encuentro con esta singular colección/exposición de fotos de carnets supuso el inicio de un interés (compartido con Rosa Puig, hija de Josep, y a su vez fotógrafa) por este material fotográfico de singular valor histórico-antropológico. Interés que se ha traducido en un proyecto fotográfico expositivo y multidisciplinar, con el mismo título de estas líneas: LA MIRADA DISCIPLINADA. Al frente a la derecha. Proyecto que está en fase avanzada de diseño y concreción visual, y del cual esta reflexión/texto ya forma parte del planteamiento y concepto teórico que lo nutre. LA MIRADA DISCIPLINADA Por alguna razón que entonces se me escapaba, desde el principio el interés por este material fotográfico se manisfestó en términos de LA MIRADA DISCIPLINADA. Quizás porque todavía resuena en mi cabeza la frase “al frente a la derecha” del servicio militar obligatorio. Quizás porque recientemente me re-encontré con un artículo para la revista “Papers de Juventud” (“El espacio y la mirada en el retrato fotográfico”) que escribí en 1953 sobre el retrato institucional de Juan Carlos y la Reina. http://rincondeliconoclasta.blogspot.com/2011/07/el-espacio-y-la-mirada-el-retrato.html Pero ¿qué tiene que ver “al frente a la derecha” con “la mirada disciplinada”? ¿Hasta qué punto nuestra mirada, la de los que hicimos el servicio militar obligatorio, es heredera, o no, de aquél “al frente a la derecha”, más o menos interiorizado durante el servicio militar? ¿Y las mujeres para las que no existió el servicio militar obligatorio, pero cuya foto de carnet también remitía “al frente a la derecha”? ¿Y la de los jóvenes que desde 1995 ya no hacen el servicio militar obligatorio? ¿Y la de aquellos que voluntariamente han optado por el ejército como salida profesional, pero siguen participando del rito “al frente a la derecha”? ¿En qué modo y medida la mirada de unos y otras está o no “disciplinada”? Especulación, pues, en torno a las resonancias e incidencia social que aquella autoritaria “mirada a la derecha” (sumisa, reverencial, obediente), tuvo en la formación de una cierta MIRADA DISCIPLINADA. Preguntas éstas y otras para las que no tengo respuesta, y que dejo abiertas a la consideración del lector. En parte estas líneas, además de una reflexión en directo, se proponen como hipótesis de trabajo, como arranque de un work-in-progress en el que a ti, lector, se te invita a participar con tus opiniones y consideraciones, las cuales quedarán reflejadas, como aportación personal, en el blog “La mirada disciplinada” y en la posterior exposición fotográfica multimedia “LA MIRADA DISCIPLINADA. AL FRENTE A LA DERECHA”. Julián Álvarez. Barcelona, 30 septiembre 2011 Nota: Franco tuvo el núm. 1, Dña Polo de Franco el núm. 2 y su hija el 3. Del cuarto al noveno están vacantes. La familia real tiene asignados del 10 al 99, el núme. 13 se anuló por superstición. El núme es perpetuo e intransferible a otra persona. La primeras personas obligadas tener y llevar el documento fueron los presos y las personas en libertad vigilada. Durante varias década el documento especificaba el nivel económico del titular con catería A,B y C |