El bobalicon e insufrible Selfish de moda...
Julián Álvarez. Barcelona, enero 2016

Muy probablemente a estas alturas de los Smart Phones algún papá o mamá guay ya habrán registrado/bautizado a su bebé como “Selfish”, y los apellidos que le correspondan claro…, Selfish García Puig, o Puig García si el padre o la madre es de más allá o más acá. Me imagino en pocos años al joven Selfish Puig García preguntándose cómo demonios se les ocurrió a sus padres llamarle Selfish [trad.: autosatisfecho, pagado de sí mismo] cuando mirándose en el espejo lo que ve es la insatisfacción y la frustración reflejada en su cara.

Esto viene a cuento porque desde hace un tiempo cada vez se me hace más insufrible la imagen de esas personas haciéndose un selfish como la cosa más ingeniosa y moderna del mundo. Esos empalagosos autorretratos con el brazo levantado al estilo del saludo fascista me parece la imagen emblemática del fetichismo papanatas, y esta inquina por el bobalicón “autorretrato” de moda, con o sin palo, lo dice alguien que lo ha practicado [el autorretrato] cuando todavía no existían los móviles y mucho menos los Smart Phones. En concreto desde que en 1997, hace casi 20 años, cuando Sony sacó al mercado la primera mini-cámara de vídeo DvCam con visor reversible que permitía autograbarse a uno mismo en primer plano [“y al fondo todo lo demás”]. Aquellos primeros autorretratos en vídeo los denominé egoMOVIES”, y así quedó consignado en el “Manifiesto” videográfico “Figura con paisaje al fondo” [Barcelona, 2004], y en el texto “La cámara-a-mano como extensión orgánica del cuerpo del operador”.

Pero los egoMovies de mi personal cosecha audiovisual no son el equivalente a los actuales selfish, pues aquellos implicaban una mínima narración con mirada objetiva y subjetiva alternándose en el espacio-tiempo, con un protagonista de la acción que es a la vez, y simultáneamente, operador de cámara sin dejar de ser lo uno y lo otro. En tanto que el selfish como su nombre indica es el autorretrato, individual o colectivo, de un instante sin duda el más empalagoso e insustancial de la eufórica empatía con uno mismo y su recién adquirido smart phone. Es verdad que con los actuales móviles que también ofrecen la opción vídeo de aceptable calidad se pueden hacer peliculitas, pero entonces ya no serían autorretratos selfiesh’s, sino más bien egoMovies realizados con móviles. Reclamo pues la paternidad y autoría del término egoMovies aplicado asimismo a los Smart Phones.

Los egoMovies -“Película o grabación de imágenes en movimiento que uno hace de sí mismo encuadrándose en primer término y relegando al fondo todo lo demás”-, siendo autoretratos son para mi un género documental en sí mismos. Distingo entre los turísticos, que  a su vez denomino egoPostCards o egoGalleries, según se centren en un enclave “llamativo”, o en una visita a un museo/galería de arte; y los de ficción, que plantean una reflexión formal y forman parte de la vídeofilmografía del autor.  Las producciones agrupadas bajo la etiqueta egoMovies [2003-2006] forman parte de un itinerario cuyo denominador es la cámara-a-mano que se inicia con “W.S.N.S.” [1984] y se cierra con “BELCHITE” [2006]. Entre estos dos extremos un total de 13 vídeos, el dispositivo técnico FishCam [1990], y varios espectáculos en directo. Todas estas producciones tienen en común una utilización experimental y expresiva de la cámara-a-mano entendida como alternativa radical a la cámara-al-hombro. La cámara como prolongación natural del cuerpo. La cámara como prótesis adaptada al puño de un bailarín-boxeador [El Ring]. La cámara acoplada a una pértiga telescópica prolongación del brazo del operador [FisCam]. El operador cámara-a-mano protagonista de la acción [egoMovie]. Esta particular forma de entender la cámara-a-mano es radicalmente opuesta al “catecismo Dogma 95”, del director de cine Lars Von Trier.

Agrupadas las producciones en las que he intervenido cámara-a-mano se dibuja un recorrido que se inicia con acciones puntuales en las que el autor-operador expresa su singularidad dirigiendo la cámara contra los demás y se cierra revolviendo la cámara 180º contra sí mismo. Los vídeos que conforman la serie egoMovies se fundamentan en la opción pionera de la mini-cámara digital Sony DvCAM DSR-PD1P con visor reversible [1997], y de su versatilidad operativa que permite “empuñarla” como si se tratase de una pistola, lo que particularmente me resulta especialmente atractivo y coherente con la idea simbólica de “atracar y robar” instantes de la vida del prójimo para nutrir y enriquecer la de uno mismo.

Los egoMovies son películas obviamente de uno mismo, pero las rigurosas premisas de grabación auto-impuestas desbordan y limitan el marco conceptual del autorretrato. Siendo la cámara operada por el autorretratado, las opciones de encuadre están limitadas por el propio brazo con el que se auto-registra. En cualquier caso son éstas unas coordenadas que me he dado a mí mismo para dotar de coherencia formal a la serie. Derivado de este hacer/discurrir egoCéntrico el Autor reivindica la centralidad creadora y autoría del operador camara-a-mano, así como el interés “formativo” ampliamente contrastado en talleres desarrollados a partir de las diferentes modalidades de autorretrato, siendo el egoMovie el que más interés despierta. Los actuales y avanzados Smart Phones ofrecen más posibilidades de auto-grabación que la mini-cámara con la que entonces se registraron los egoMovies que aquí se reseñan y que invito al lector a compartir en Vimeo.com. Gran parte de las imágenes que conforman estas obras no se corresponden con el año de edición de las mismas. Las correspondientes a “Mañana en la batalla…”, por ejemplo, fueron registradas en 1998, durante un viaje en tren, pero el vídeo fue editado en el 2003, cinco años después.

2003. MAÑANA EN LA BATALLA... :  https://vimeo.com/15878758

2004. FIGURA CON PAISAJE AL FONDO : https://vimeo.com/15880154

2005. autoRETRATO REDUNDANTE: https://vimeo.com/15881931

2006. BELCHITE [te guste o no] : https://vimeo.com/15170363

No comparto la fascinación de viajar-por-viajar y en consecuencia no me gusta hacer “el turista”. El que esto escribe no va por la vida con la cámara [de foto, vídeo, o móvil] registrando aquello que se supone uno debe traerse como amortizado recuerdo de haber estado allí. Personalmente pienso, y así queda dicho en el Manifiesto “Figura con paisaje al fondo”, que “las mejores vistas y postales turísticas están disponibles en quioscos y librerías” y en consecuencia me pregunto: ¿Porqué entonces salirse del paisaje para fotografiarlo? ¿por qué SER una figura insignificante en un marco espectacular? ¿por qué NO grabarse a uno mismo en primer término y relegar al fondo todo lo demás?

Finalmente no me queda más que agradecer al “bobalicón e insufrible Selfish” [del que me he servido como pretexto] la oportunidad de promover el egoMovie como nueva y más interesante opción expresiva para amortizar las sofisticadas prestaciones de los Smart Phones, y para que el móvil sea herramienta de auto-aprendizaje y no de auto-complaciente Selfish.  

Julián Álvarez. Barcelona, 1 de enero 2016

 
 
Julián Álvarez García © 2014 - vimeo: www.vimeo.com/zapatodeartista - blog: http://rincondeliconoclasta.blogspot.com