| PUXUS & BUXUS |
PUXUS & BUXUS Vídeo-instalación en la galería de arte “La Pedrera” de Barcelona, formando parte de la exposición multimedia “BOXIANA” que incluyó, además de la instalación vídeo-fotográfica “Puxus & Buxus”, una exposición fotográfica en colaboración con Luis Moreira (pintor) e Imanol sistiaga (fotógrafo), cuadros/telas de gran formato trabajados a cuatro manos (Luis Moreira & Julian Alvarez), y varias producciones videográficas de Julián con diversidad de tratamientos y contenidos : “Aves del paraíso”, “Joe Louis”, “Panamá Al Brown”, “Puños en danza”, “Puños desnudos”. El conjunto de la producción presentada en “La Pedrera” con el título genérico de “Boxiana” fue el resultado de 3 años de dedicación en exclusiva del autor al tema del boxeo. mucho antes de los imperios griego y romanoPÚGIL, PUGILATO y PUGILISMO. Hay en griego una expresión que bien puede ser el origen de todo: pugmé que significa tanto puño, como lucha a puñetazos. El latín tradujo el concepto y lo adoptó como pugnus, creando el verbo pugnare, que significa luchar, y no necesariamente con los puños. De esta raíz pug-, se construyó en latín el vocablo pugillus = lo que cabe en un puño, o sea puñado, que es el origen de púgil, pugilato y pugilismo. El puño no servía ya sólo para golpear, sino que se convirtió en una de las más primitivas unidades de medida: el puñado. 5500 años después Está documentao el origen inglés de boxeo = boxing en Legend of the Good Women, de Chaucer, c.1385, que utilizó box como substantivo con el significado de golpe. En 1519, Hormanen su obra Vulgaria utilizó asimismo box como verbo, golpear PUÑOS Y CAJAS AMICO & PÓLUX Cuando se hubieron protegido las manos con bandas de cuero y ceñido las gruesas correas se plantaron cara, cada uno sediento de la sangre de su contrario. Entonces hubo una terrible disputa para ver cual de los dos tendría el sol de espaldas. Con tu astucia te impusiste a aquel gigante, oh Pólux, y los rayos de sol golpeaban a Amico en pleno rostro. Éste, con el corazón lleno de ira avanzaba buscando un blanco con los puños, pero mientras avanzaba el tindárida le alcanzó en plena mandíbula. Más enfurecido que antes continuó el combate precipitadamente, atacando inclinado hacia tierra. Los bebricos le aclamaban, por otro bando, los héroes animaban también al fuerte Pólux, temerosos de que aquel hombre, que parecía un tizio, lo encerrara en un espacio muy estrecho, pero él, el hijo de Zeus, saltaba de un lado a otro y alternativamente le golpeaba con los puños hasta que acabó con el impulso del hijo de Poseidón, a pesar de que era muy fuerte. Ámico se detuvo lleno de heridas y escupió una sangre muy roja, entonces, todos a una, los caudillos lanzaron un grito al ver aquellas heridas en la boca y en la mandíbula. En el rostro, todo entumecido, no se le veían los ojos. Pólux le desorientaba simulando ataques por todos los flancos, y cuando le vio confundido, le dio tal puñetazo justo en la ceja, por encima de la nariz, que le arrancó la piel hasta descubrir el hueso. Entonces, él, tocado, cayó en la yerba, se levantó y súbitamente se reanudó un duro combate y ambos se golpeaban hasta herirse con las duras correas. El caudillo de los bébricos golpeaba el pecho pero lejos del cuello, el invencible Pólux, en cambio, le desfiguraba el rostro con terribles heridas. El sudor iba debilitando el cuerpo de uno de ellos y tan abundante era que se empequeñecía. Por el contrario, el otro, a medida que aumentaba el esfuerzo veía crecer sus miembros y tomaba nueva fuerza. Ansioso de dar un buen golpe con la mano izquierda, agarró la izquierda de Pólux inclinándose oblicuamente y saliéndose de su posición de guardia. Después atacó por el otro lado y colocó su mazizo puño derecho, si hubiera acertado bien seguro que el príncipe de Ámiclas hubiera salido maltrecho, pero esquivó con la cabeza y a la vez le golpeó con su dura mano en la sien izquierda, concentrando toda su fuerza en el brazo. La sien se le abrió y le brotó un chorro de sangre negra. Con la izquierda le golpeó la boca y le hizo temblar toda la dentadura, y con una granizada de golpes, cada vez más potentes, le hería la cara hasta que le rompió las mejillas. Entonces , Ámico, desatinado, cayó a tierra cuan largo era, y levantó los brazos declarándose vencido, pues veía la muerte a tres pasos. |
