FISHCAM
A veces ciertos fracasos, o percances, suelen ser más positivamente trascendentes que los aciertos plenos.

Un año después de estrenarse la pieza para-teatral EL RING en el Mercat de les Flors (octubre 1988), y a punto de ultimar la versión videográfica del espectáculo (El Ring,12 min.) a partir de la puesta en escena teatral, en octubre de 1989 tuve ocasión de conocer a la performista del underground neoyorkino Lydia Lunch, que tenía previsto actuar en la mítica sala ZELESTE de la calle Almogávares (Barcelona).

Estimulado por los recientes experiencias propias en relación a la cámara-a-mano: el concurso de Cámara-a-mano, el espectáculo El Ring en que los bailarines boxean con un minicámara en el puño, el siguiente paso en dicha exploración de la cáma-a-mano como extensión orgánica del cuerpo había de ser, necesariamente, un sistema que permitiese al operador expandir el alcance de la cámara más allá de su propio cuerpo. Las anteriores experiencias de cámara inalámbrica facilitaron el desarrollo del nuevo sistema para llegar más lejos con menos inconvenientes.

En un arranque de atrevimiento propuse a Lydia, en presencia de Gloria Basté, amiga de ambos, subir al escenario con ella para registrar su actuación utilizando una mini-cámaras (utilizada en El Ring) acoplada a una pértiga telescópica por medio de una rótula que manualmente podía girar para cambiar de posición.

El centenar de espectadores que pagaron por ver a Lydia Lunch se encontraron subido al escenario, junto a la artista de su devoción, a un sujeto -yo- equipado con una mini-cámara acoplada a lo que parecía el palo de una escoba con la que hostigaba a la performista que repetía obsesivamente fucking… familia, religión, etc., etc., mientras Pepe Sarto golpeaba las teclas de un piano con el mango de un martillo…

De aquella improvisada intervención performativa frente a un público molesto que no había pagado para verme, y de un posterior recorrido en coche registrando las luces de Navidad con la pértiga nació el vídeo FUCKING CHRISTMAS (1989). Y,  varios años más tarde, en 1993, la Oficina de Patentes nos concedió la patente para España como Modelo de Utilidad núm.: 9101462(X) y U9301731 del:

“Sistema autónomo de grabación audiovisual para soporte móvil de cámara acoplado a pértiga telescópica con anclaje a corsé rígio”

 El sistema fue bautizado/registrado con el nombre de  FishCAM (cámara-de-pescar), con logo de Andreu Balius. El concepto, diseño, aplicación y desarrollo del sistema es de mi responsabilidad, así como la producción y gestión del mismo, pero la responsabilidad el desarrollo electrónico fue de Xavier Damià, y la mecánica de Jordi Garriga.

En el año previo a las Olimpiadas de Barcelona’92, el prototipo FishCAM tuvo una importante repercusión mediática. Entonces las tv’s, públicas y privadas, buscaban soluciones técnicas que aportasen espectacularidad y novedad a sus programas. Había una desatada euforia por las soluciones técnicas originales, y a ser posible espectaculares, que destacasen el progama en la parrilla. El propio comité técnico de Barcelona’92 se interesó por el sistema que entonces sólo podíamos mostrar como prototipo. Durante varios meses recorrimos los platós de tv presentado y haciendo demos de la FishCAM. Destacadas empresas de Francia, Inglaterra y Alemania se interesaron por el sistema, a los que hicimos llegar una copia VHS de la demo-promocional.

Para completar el ciclo promocional, en mayo 1993, el Salón de los Inventos “Galáctica”, de Vilanova i la Geltrú nos invitó a formar parte del Salón con un están propio para mostrar nuestra aplicación técnica para la industria audiovisual a posibles interesados en su futura producción industrial. No puedo saber si por suerte o por desgracia tal posible industrial con voluntad de invertir en nuestro invento/desarrollo hubiese aparecido, pero el hecho es que no apareció, y con el postBarcelona’92 desapareció también el espíritu emprendedor de los años anteriores. Pero el camino recorrido desde aquel octubre del 89 en que sin venir a cuento me subí al escenario para registrar/hostigar a Lydia Lunch en la Sala Zeleste, hasta nuestra estelar participación en el Salón de los Inventos, mereció sobradamente la pena. Sobre todo por lo que aprendí de lo que no se debe hacer (que, me temo, seguiré haciendo porque esa es mi virtud y a la vez defecto). Entonces aprendí que era bueno gestionando las empresas de otros (IDEP, Área Vídeo-Cine-Tv, 3D y Multimedia), pero un ingenuo y romántico gestor de mis propios asuntos. Entendí entonces que en realidad lo que buscaba no era el éxito comercial (no me relacionaba con las personas adecuadas) sino atención hacia mi persona para atender, quizás, a ciertas carencias emocionales…, es una hipótesis.

Julián Alvarez. Barcelona, agosto 1993